martes, 24 de mayo de 2011
Santo Grial -A la Manera de Verlaine-
A veces, en la agonía del periodo en que vivimos, percibo
que mi inmensa angustia se embriaga de esperanza.
En vano la hora vergonzosa abre profundas bocas.
En vano se abren desastres interminables debajo de nosotros
para engullir la autocomplacencia de nuestro sufrimiento,
la sangre de Cristo emana de todo.
La preciosa Sangre fluye en olas de sus altares
aún no derrocados y seguirá fluyendo
cuando lo sean; y cuando nuestro tiempo de maldad sea tal
que los más fuertes coman cediendo al terror mortal,
se humillen ante la ley sin honor,
de la sombra de prisiones brotará de nuevo.
Saldrá otra vez de los muros de cemento.
Ablandará el horror que los une. Dulce y roja
excrecencia, constante flujo de plegarias,
de dura expiación y de recta razón tomada en protesta
contra los actos de traición y cobardía, los fuegos
llovidos sobre cuanto se mueva en la campiña,
las cámaras de la muerte e instrumentos
de interrogación.
Torrente de amor
del Propio Dios, Amor y Dulzura,
Copa Eterna que es Él, hacia quien nos movimos, así esté
en medio del horror de este mundo de simulación que
afrontamos,
refrescante río de fuego que apaga la sed,
fuente viva donde el corazón puede ser revivido,
aún el del asesino, aún el del adúltero,
salvación de la patria, ¡Oh, sangre, don de amor,
que apaga la sed de la vida!
R. Duncan
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