sábado, 2 de febrero de 2013

Estambul



Un vapor de plata cubre la ciudad cuando la luna aparece entre las crestas de los edificios. Al menos eso es lo que veo yo. El universo es lo que percibimos en lo individual a partir de una realidad supuesta que, en teoría, es la misma para todos. La Luna que veo ahora en el cielo es la misma que ves tú, o que ven otros, aunque al final sea algo distinto para cada uno. Pero mis sueños sólo yo puedo verlos, incluso cuando tú apareces en ellos… incluso cuando en ellos me amas. Ese universo onírico solo es asequible para mi, e intentar describirlo con palabras es como hablarte de una ciudad que no conoces. Como intentar describirte Estambul, o más aún, un Estambul imposible al que no has ido ni podrás ir jamás. Un Estambul que está conmigo cuando te hablo de él y también cuando te hablo de la Luna. Muchas veces creemos olvidar nuestros sueños al despertar, pero lo que vivimos en ellos permanece en la vigilia, como una especie de sombra. Y es eso lo que me hace ver esta Luna como yo la veo, verte a ti como yo te veo e incluso, intentar hablarte de mis sueños. Por eso, lo que alcanzas a percibir en el fondo de mis ojos no es otra cosa que el perfil plateado de mi propio Estambul.

J. M. Aguilera

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