jueves, 21 de abril de 2011

Roberto Bolaño



Hablar de Roberto Bolaño es hablar de no hacer concesiones, es hablar de la eterna lucha perdida desde un comienzo y aún así levantarse y atisbar unos golpes en el abismo literario y de la vida. Esta lucha constante también se traduce en una prosa que busca una voz original y que en última instancia es su arma más poderosa.
En su novela Los Detectives Salvajes (1998) parece hablarnos de lo que más conoce, desde donde se siente más comodo, es decir desde una cartografía personal de poesía y literatura, también nos habla de ese horror latinoamericano en el que se adentró y que ahora contempla (y nos contempla, como ese abismo que devuelve la mirada) desde una elaboración, no tanto crítica sino contemplativa y poética, como quien escucha recitar una poesía llena de horror sí, pero también llena de luminosidad, digna del canto más profundo de alguno de sus amados poetas malditos. La podemos considerar una de esas novelas totales, a donde asirnos, una fuente de valentía y dietario bibliográfico, por que Roberto está atento, siempre atento... y en pie de lucha.

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